El auge algodonero llegó
hasta finales de la
década de 1950, y en la
década siguiente las
grandes cosechas de
maíz, permitieron a
campesinos y colonos no
solo bienestar, sino una
participación muy
importante en la
economía del país.
El proceso no estuvo
exento de
contradicciones. En
Tamaulipas también se
formó el estado de
“campesinos nylon”, que
se hizo famoso en todo
el país.
De cualquier manera, en
Tamaulipas se mantuvo
una agricultura muy
modernizada en relación
al resto del país; tenía
un 99% de mecanización
de las labores
agrícolas, incluso por
encima de Sonora, Baja
California y Sinaloa.
Muchas cosas han pasado
desde entonces.
Los cambios políticos y
el régimen de propiedad
ejidal, conjuntamente
con la falta de agua, no
solo por la sequía, sino
por la desigualdad en el
uso a lo largo del
Bravo, y el pago de
deudas de agua a los
Estados Unidos, han
situado a los
productores del Norte de
Tamaulipas, tanto
ejidales como privados,
en una situación
incierta.
Pese a todo, no debemos
olvidar que el México
que conocemos, que el
Tamaulipas que
conocemos, fue formado
por procesos complejos,
difíciles, con
frecuencia violentos,
entre los que la
revolución y la lucha
agraria ocupan un lugar
de primera importancia. |
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